12.2.17

Ponga salud en su plato todos los días


Y más aún: ¿Puede un solo ingrediente culinario ayudar en la prevención?

En otras palabras: ¿sabor y salud pueden luchar juntos contra una patología?

¡Rotundamente, sí! 

Desde tiempos inmemoriales, existen alimentos que nos ayudan a mejorar la salud y a fortalecer nuestro sistema inmunológico. Son aquellos que cumplen la doble función de protegernos de la enfermedad a la vez que satisfacen nuestra necesidad primaria de comer.

Y entre ellos, hay uno que destaca por encima de todos los demás.

Voy a darle un par de pistas:

1º- Se utiliza en la elaboración del curry, al que aporta su característico color amarillo.

2º- Las investigaciones científicas le atribuyen cientos de propiedades terapéuticas (antiinflamatorias, antivíricas, antioxidantes e incluso de prevención del cáncer). 

Seguro que no ha tenido que pensar mucho; efectivamente, se trata de la cúrcuma.

Hoy me gustaría hablarle del actor principal en este particular escenario culinario/medicinal. Un ingrediente fuera de lo común, que le permitirá cuidar y prevenir su salud ante infinidad de patologías mientras disfruta de su sabor único en la gastronomía.

(Y si lo suyo no es cocinar, no se preocupe: compartiré un secreto con usted un poco más adelante.)

Corte de raíz con la enfermedad

La Curcuma longa es una planta originaria de la India y del sudeste asiático cuyo nombre deriva de kurkum, que en árabe antiguo significa azafrán, por lo que también es conocida como azafrán de la India o asiático. 


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Si bien la propia etimología revela sus virtudes culinarias, especialmente en la elaboración de distintos tipos de currys, también es cierto que sus propiedades curativas eran bien conocidas y utilizadas por la medicina tradicional china, hindú y ayurvédica desde hace miles de años.

Así, la cúrcuma se ha venido utilizando con éxito para aliviar problemas digestivos, como antiinflamatorio y en uso tópico por su capacidad de cicatrización. Incluso el Ayurveda recoge sus virtudes como antiparasitario y antibacteriano. 

Todo este poder curativo de la cúrcuma proviene de sus tallos subterráneos, los rizomas. Esta especie de raíz concentra los principios activos, un tipo de compuestos fenólicos denominados curcuminoides entre los que destaca la curcumina, principal responsable de la bioactividad de esta planta y sus beneficios terapéuticos.

El potencial de este maravilloso compuesto cuenta con el aval de su uso como planta medicinal a lo largo de los tiempos. Pero no ha sido hasta hace unos años cuando la ciencia ha podido refrendar lo que la medicina tradicional ya sabía: que la cúrcuma es muy útil ante la enfermedad. Mejor dicho, ante muchas y variadas enfermedades.

No sería de extrañar, por tanto, que tras leer lo que viene a continuación decida incluirla para siempre en su menú.

La cocina más sana del mundo, avalada científicamente

Durante los últimos veinte años, la cúrcuma ha sido objeto de innumerables investigaciones con el fin de explicar y confirmar sus propiedades terapéuticas.

Aproximadamente unos 6.000 estudios biomédicos realizados alrededor del mundo han demostrado desde entonces los extraordinarios beneficios de este ingrediente tan sabroso como saludable.

Según la investigación científica, la cúrcuma produce un efecto positivo en el organismo sobre más de un centenar de procesos fisiológicos, similar al de los analgésicos y antiinflamatorios. Pero a diferencia de estos últimos, al tratarse de una planta -no me cansaré de repetírselo- lo hace de una manera natural, eficaz e inocua, sin efectos secundarios.

Tal es así que incluso organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprueban su uso para problemas digestivos (gases, digestiones lentas y pesadas, dispepsia) e incluso para ayudar a regenerar la mucosa gástrica, gracias a su efecto cicatrizante. 

Además, los diversos estudios científicos han acreditado múltiples indicaciones terapéuticas:

Sus propiedades antiinflamatorias pueden resultar de gran utilidad en todas aquellas enfermedades que cursen con inflamación, como la artritis, la pancreatitis y la diabetes tipo 2. 

Destaca su acción antioxidante para ralentizar el proceso de envejecimiento celular, al ser capaz de neutralizar el efecto adverso de los radicales libres, previniendo así algunas enfermedades degenerativas como por ejemplo la demencia y el alzhéimer. 

En la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, la cúrcuma también ha demostrado que disminuye la tasa de glucosa en sangre y el colesterol y los triglicéridos, por lo que está indicada en casos de diabetes e hiperlipemias. Y al tratarse de un antiagregante plaquetario, también podría ser una gran aliada en la prevención de trombosis. 

También posee un efecto antimicrobiano de amplio espectro para el tratamiento de heridas, úlceras y el eccema, y es analgésico, disminuyendo los dolores reumáticos y menstruales.

A la vista de estos resultados, podemos decir con total seguridad que en una cocina sana y saludable la cúrcuma es “la reina de las especias”, y nunca debería faltar.

Y espere a ver la que quizá sea la más esperanzadora de sus aplicaciones: su papel en la prevención y la lucha contra varios tipos de cáncer.

Gambas al curry para frenar el cáncer

Puede que le parezca una frivolidad, pero no lo es en absoluto. En la India, donde la cúrcuma se consume regularmente en la dieta, la incidencia de cuatro tipos de cáncer muy comunes entre nosotros -colon, mama, próstata y pulmón- es diez veces menor.

Y volviendo a Occidente, numerosos estudios indican que la cúrcuma es una sustancia preventiva del cáncer, al modular la expresión de los genes implicados en la progresión y el desarrollo de células tumorales. (12)

De hecho, según más de 200 estudios publicados, la curcumina actúa favorablemente sobre aquellos procesos que dan pie a que el cáncer se desarrolle, progrese o invada hasta causar metástasis en un tejido sano. 

Un estudio publicado en 2008 en la revista Cancer Prevention Research demostró que la curcumina inhibe la motilidad (capacidad de movimiento) de las células de cáncer de mama y su propagación.

Un año más tarde, un estudio publicado en la revista Molecular Pharmacology observó que la curcumina inhibe el crecimiento de células pancreáticas tumorales.

Y otro estudio en 2009 encontró que la curcumina promueve la muerte de células pulmonares cancerosas.

Además, sabemos que el cáncer puede estar relacionado con alteraciones a pequeña escala pero de efecto acumulativo, como la inflamación crónica, las infecciones o el estrés oxidativo, que llegado un momento pueden generar una proliferación y un desplazamiento (metástasis) anormal de las células. Y como hemos visto anteriormente, la curcumina es sumamente eficaz a la hora de interrumpir o regular cualquiera de estos procesos.

Como colofón, le diré que la cúrcuma no sólo es útil en la prevención, sino que también se utiliza con éxito en el tratamiento del cáncer en aquellos pacientes que han sido sometidos a radiación y aumenta la sensibilidad de las células a la quimioterapia.

A la vista de su extraordinario potencial curativo, ya se habrá convencido de que la cúrcuma es el ingrediente que mejor sabe cuidar de su salud y se estará preguntando cómo introducirla definitivamente en su cocina.

¿Cómo pongo cúrcuma en el menú de cada día?

Es evidente que a pesar de sus múltiples virtudes terapéuticas y por delicioso que sea su sabor, tampoco se trata de consumir cúrcuma a diario.

Desde un punto de vista culinario el único problema es que su característico sabor puede enmascarar el resto de los matices del plato. Y sobre todo porque, digámoslo a las claras, hasta lo bueno, cansa.

Y además, en este escenario gastronómico, consumir cúrcuma exige tener que cocinar, y puede que por su estilo de vida no pueda hacerlo a diario.

Pero no se preocupe. Tal y como le anticipé al principio, voy a contarle un secreto para poder consumirla a diario sin problemas: tomarla en forma de suplemento nutricional.

Pero eso sí, deberá asegurarse de que se trate de un suplemento de la máxima calidad a base de extracto de cúrcuma, puesto que su principal principio activo, los curcuminoides, tienen una baja biodisponibilidad, es decir, no son bien aprovechados por el organismo.

Esto significa que, en general, su absorción a nivel intestinal es pobre y su eliminación es muy rápida (por vía biliar, fecal y menos a través de la orina). Por eso es habitual que en el mercado de los suplementos usted encuentre este ingrediente combinado con pimienta negra (Piper nigrum), que contiene un alcaloide que mejora su absorción.

Como es nuestra obligación y siempre hacemos desde Tener S@lud, hemos investigado en busca de suplementos a base de cúrcuma, para poder recomendarle alguno de la máxima calidad. Y así llegamos al laboratorio Anastore, del que ya me habrá oído hablar más veces, que ha patentado bajo el nombre de Biocurcumax una formulación con una concentración concreta a base de extracto seco de rizoma de cúrcuma de la máxima calidad, que ha demostrado ventajas sobre la competencia incluso sin necesidad de combinarse con pimienta. 

Por eso, su biodisponibilidad es excelente presentando, además, un importante valor añadido que la hace aún más eficaz, y es que su principio activo permanece en sangre más de 8 horas, quedando residuos en plasma hasta 48 horas tras su toma, más tiempo que otros extractos titulados al 95% en curcuminoides, por lo que incrementa su acción con dosis menores.

Otro dato importante es la titulación del principio activo, que, como le acabo de comentar, es muy importante y llega hasta el 95%. Eso supone que la toma diaria de 2 cápsulas de este producto no sólo le aporta 700 mg de extracto de cúrcuma, sino que además obtiene unos extraordinarios 665 mg de curcuminoides.

Espero que este delicioso y saludable ingrediente entre en su cocina para quedarse. Y si prefiere tomarlo en forma de complemento alimenticio, puede pedir en este enlace el que le he contado.



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